La importancia de avanzar hacia datos de calidad en las compras públicas.

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En promedio, los países miembros de la OCDE gastan un 12% de su PIB, es decir, un 29% de su gasto público en compras de productos y servicios para el Estado. ¿Cuál es el tamaño de las compras públicas en Chile? Lo que parece una pregunta introductoria para analizar el mercado público de nuestro país, no es fácil de contestar, dada la calidad de los datos. ¿La razón? Ocurren errores relevantes cuando se llenan los formularios del sistema de ChileCompra.

Para partir, los datos de las compras públicas en Chile no están unificados en un mismo sitio, sino que están publicados en diversas plataformas, cada uno con información distinta (vea, por ejemplo, analiza.cl, api.mercadopublico.cl, datosabiertos.chilecompra.cl, chileproveedores.cl, mercadopublico.cl). Una vez que se ha aprendido a utilizar los datos de estas plataformas, se puede observar que las compras públicas se realizan en distintas monedas: Peso, US-Dólar, EUR, UF o UTM. No obstante, ocurren distorsiones cuando una orden de compra es ingresada en una moneda distinta a la que efectivamente se usó. Así, por ejemplo, en la base de datos de analiza.cl aparece una orden de compra por 588 millones de pesos en 2014, ingresada erróneamente como 588 millones de UF. A octubre de 2016, ello serían más de 15 millones de millones de pesos (o 22 mil millones de dólares), es decir, más de la mitad del gasto del Gobierno Central para este año en una compra de normalización de semáforos en San Fernando (OC 882-213-SE14).

¿Si este tipo de errores se detecta con un primer análisis de las bases de datos de ChileCompra, cuántos errores más tendrán? Al revisar las compras en pesos chilenos, observamos que tampoco están libres de errores: así, por ejemplo, en 2016 se publica un contrato por adquisición de raciones alimenticias para alumnos internos en establecimientos municipales de Puerto Montt por 18,8 mil millones de pesos, es decir, 28 millones de USD (a octubre 2016). Claramente el monto está equivocado, especialmente al revisar los datos del precio unitario por ración: el sistema de ChileCompra (vía mercado público) registra un precio de $3.659.663 por ración alimenticia, lo que refleja un error en la puesta de la coma decimal.

Sumado a ello, la imposibilidad de acceder a datos utilizables sobre las personas o empresas dueñas de los proveedores del Estado, hace que hoy en día sea prácticamente imposible revisar la competitividad y la concentración real dentro del mercado público. No se trata de un problema de “transparencia”, sino de un problema de eficiencia y probidad de las compras, aspecto muy delicado, considerando que, tanto por el tamaño del mercado público como también por la complejidad del proceso, las compras públicas son una de las áreas más vulnerables a la corrupción en el Estado.

Dada a conocer la urgencia de mejorar el manejo de los datos de las compras públicas, nos parece positiva la disposición que ChileCompra ha mostrado para atender las mejoras que requiere el sistema, así como su interés de colaborar con la sociedad civil para buscar soluciones concretas y constructivas en conjunto.

El análisis realizado a los datos que dispone ChileCompra, es un ejemplo concreto –entre múltiples más– de que nuestro país debiera poner su atención en la calidad de datos que el Estado recopila y publica. Hoy en día, en la era digital, los datos son nuestros recursos “naturales” más relevantes –parecido a lo que significaba la energía de vapor en el siglo XVIII, la electricidad en el siglo XIX y los hidrocarburos en el siglo XX, tal como la indicó una vez Ginny Rometty, presidente de IBM–.

Considerando que la cantidad de datos que se recopilan y transparentan es abundante y van creciendo a tasas exponenciales, el Estado debiera gestionarlos con el objetivo de aumentar su uso productivo y de reducir a un mínimo posible la publicación de datos que no sirven, que son erróneos o desactualizados. En caso contrario, la publicación de datos perjudica, en vez de contribuir a la prosperidad de nuestro país.